14-07-2017
 

Mons. Frassia a los trabajadores: “¡No aflojen!, ¡no tiren la toalla!, ¡sigan luchando!”



 



En una visita a la fábrica recuperada “Huesitos”, de la localidad de Wilde, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, compartió algunas reflexiones con los trabajadores y los alentó a seguir adelante, perseverando con mucha fuerza.

“La primera reflexión para compartir con ustedes es que Dios nos ha creado y que nosotros somos hechura de su mano”, expresó el prelado, y afirmó que “la vida la recibimos, es un regalo”, y como tal, llamó a ser agradecidos a Dios y a nuestros padres.

Por otro lado, explicó que a la vida “tenemos que trabajarla, desarrollarla, cultivarla; así el niño aprende y uno mismo va aprendiendo”. Muchas veces en la sociedad, detalló, “nosotros y los sistemas, hacemos diferencias. ¿Por qué? Porque los chicos no están bien alimentados, no tienen una maestra que les enseñe, en la casa nadie les enseña y, en lugar de aprender, oyen gritos, a veces golpes o indiferencias. Nadie escapa a las cosas que uno recibe, por lo tanto tengamos en cuenta que el esfuerzo de cada uno es importante”.

“Uno tiene que decir ‘yo que soy responsable de mi vida, ¿qué estoy haciendo con ella?, ¿cómo la estoy llevando?, ¿cómo la estoy desarrollando?’”, animó el prelado, y agregó: “Cada uno es responsable de su crecimiento, de su evolución; o cada uno es responsable de su no crecimiento e involución. En esto nadie puede eximirse de nada”.

Monseñor Frassia exclamó que “¡todos tenemos derecho al trabajo!”, porque es un derecho humano y nadie debe quitárnoslo. “Esto no es de ahora, es de hace décadas, de hace mucho tiempo; no vamos a ser injustos diciendo ‘es un tema de ahora’, fue siempre así y lamentablemente en muchos momentos de la vida”, mencionó, y consideró que “las cosas hay que mejorarlas, hay que cambiarlas, hay que modificarlas, y sobre todo ustedes con la cooperativa, ¡no aflojen!, ¡no tiren la toalla!, ¡sigan luchando!”.

“Uno tiene que dialogar, tiene que informarse, pero es posible que esto siga en pie, de distintas maneras, pero que siga en pie ¡y no se dejen comprar! El trabajo es importante. El trabajo presente y el futuro, el de ustedes, el de sus hijos, porque cuántos de ellos están adhiriéndose y esperando para ser socios de la cooperativa”, alentó.

“Hay que resistir, hay que perseverar, hay que seguir adelante con tesón y con mucha fuerza. Dios siempre nos da fuerzas, nos ayuda, no nos abandona, pero también quiere de nuestra parte un esfuerzo y una perseverancia. La verdad, el diálogo, el respeto, el no insultar a nadie. En lo social uno puede decir “hay gente adversaria”, pero no traten a nadie como enemigos porque eso no es bueno; serán adversarios porque no pensamos lo mismo, pensamos distinto y porque somos iguales podemos ser distintos y podemos ser distintos porque somos iguales; siempre tener el señorío, la dignidad de la verdad, la humildad, el respeto, el cuidado y el amor”, añadió el obispo.

“¿Qué nos vamos a llevar de acá? ¿Ustedes creen que alguien se lleva algo?”, preguntó monseñor Frassia a los trabajadores. “Nadie se lleva nada”, afirmó, y destacó la importancia de vivir la vida “con señorío y con dignidad, con trabajo y honestidad, con respeto, con cuidado, con servicio, con entrega y con ayuda a los demás, ¡eso es lo que nos llevamos! Nuestras manos tienen que estar cargados de buenas obras; las otras cosas son tan efímeras y tan superficiales que no duran nada”.

“Hay que enseñar de nuevo a la sociedad, hay que enseñar de nuevo a las instituciones, hay que enseñar de nuevo a los políticos, hay que enseñar de nuevo a mucha gente que las cosas se logran y se consiguen con honestidad, con trabajo, con esfuerzo, con verdad ¡y con justicia!”, recalcó y advirtió que de estas palabras “lo importante es que se encarnen; porque para hablar, hablamos todos”.

“Les prometo y les digo que Dios no los va a abandonar jamás, pero ¡qué bueno que ustedes cuenten con Dios! y qué bueno será saber que Dios puede contar con ustedes; porque es un pacto, no cosas mágicas, es un diálogo, una participación; Él se nos da pero también nos pide una respuesta; Él nos ama y también nos pide que lo amemos; Él nos cuida y nos pide que cuidemos a los demás; Él nos trata bien y nos pide que tratemos bien a los demás. ¡Sí, la vida cristiana es simple, no la compliquemos, sólo hay que vivirla!”, concluyó.

Homilía de monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús a la Cooperativa “Huesitos” (Wilde, 12 de julio de 2017)

Queridos hermanos:

La primera reflexión para compartir con ustedes es que Dios nos ha creado y que nosotros somos hechura de su mano. Ninguno de nosotros eligió vivir, ninguno decidió en el momento, cuando antes era nada, y dijo “yo quiero nacer”; la vida la recibimos, es un regalo y cuando te hacen un regalo uno lo abre y dice ¡gracias! Es así que, la primera afirmación por parte de Dios y de nuestros padres es que la vida nosotros la recibimos y la primera palabra que siempre tenemos que decir es ¡gracias! No seamos ingratos ni desagradecidos.

En segundo lugar, como la vida la recibimos y en eso somos todos iguales, tenemos que trabajarla, desarrollarla, cultivarla; así el niño aprende y uno mismo va aprendiendo. Hay gente que aprende bien y hay gente que aprende mal; hay gente que se le enseña y hay otra gente que no se le enseña, esto es cierto. Muchas veces en la sociedad, nosotros y los sistemas, hacemos diferencias. ¿Por qué? Porque los chicos no están bien alimentados, no tienen una maestra que les enseñe, en la casa nadie les enseña y, en lugar de aprender, oyen gritos, a veces golpes o indiferencias. Nadie escapa a las cosas que uno recibe, por lo tanto tengamos en cuenta que el esfuerzo de cada uno es importante.

Con esto se afirma aquello de “a mí me hicieron así”; es cierto, pero uno tiene que decir “yo que soy responsable de mi vida, ¿qué estoy haciendo con ella?, ¿cómo la estoy llevando?, ¿cómo la estoy desarrollando? Dicho de otra manera, cada uno es responsable de su crecimiento, de su evolución; o cada uno es responsable de su no crecimiento e involución. En esto nadie puede eximirse de nada.

En cuanto al trabajo, ¡todos tenemos derecho al trabajo!, porque es un derecho humano y nadie debe quitárnoslo. Esto no es de ahora, es de hace décadas, de hace mucho tiempo; no vamos a ser injustos diciendo “es un tema de ahora”, fue siempre así y lamentablemente en muchos momentos de la vida. Pero sí creo que las cosas hay que mejorarlas, hay que cambiarlas, hay que modificarlas, y sobre todo ustedes con la cooperativa, ¡no aflojen!, ¡no tiren la toalla!, ¡sigan luchando! Ciertamente uno tiene que dialogar, tiene que informarse, pero es posible que esto siga en pie, de distintas maneras, pero que siga en pie ¡y no se dejen comprar! El trabajo es importante. El trabajo presente y el futuro, el de ustedes, el de sus hijos, porque cuántos de ellos están adhiriéndose y esperando para ser socios de la cooperativa.

Hay que resistir, hay que perseverar, hay que seguir adelante con tesón y con mucha fuerza. Dios siempre nos da fuerzas, nos ayuda, no nos abandona, pero también quiere de nuestra parte un esfuerzo y una perseverancia. La verdad, el diálogo, el respeto, el no insultar a nadie. En lo social uno puede decir “hay gente adversaria”, pero no traten a nadie como enemigos porque eso no es bueno; serán adversarios porque no pensamos lo mismo, pensamos distinto y porque somos iguales podemos ser distintos y podemos ser distintos porque somos iguales; siempre tener el señorío, la dignidad de la verdad, la humildad, el respeto, el cuidado y el amor.

Porque, ¿qué nos vamos a llevar de acá? ¿Ustedes creen que alguien se lleva algo?; nadie se lleva nada. Lo más importantes es que la vida que vivimos, larga o corta, debemos vivirla con señorío y con dignidad, con trabajo y honestidad, con respeto, con cuidado, con servicio, con entrega y con ayuda a los demás, ¡eso es lo que nos llevamos! Nuestras manos tienen que estar cargados de buenas obras; las otras cosas son tan efímeras y tan superficiales que no duran nada.

El obrero, el trabajador, los que están acá, hay que enseñar de nuevo a la sociedad, hay que enseñar de nuevo a las instituciones, hay que enseñar de nuevo a los políticos, hay que enseñar de nuevo a mucha gente que las cosas se logran y se consiguen con honestidad, con trabajo, con esfuerzo, con verdad ¡y con justicia! Puedo nombrar todas esas palabras, pero lo importante es que se encarnen; porque para hablar, hablamos todos.

Les prometo y les digo que Dios no los va abandonar jamás, pero ¡qué bueno que ustedes cuenten con Dios! y qué bueno será saber que Dios puede contar con ustedes; porque es un pacto, no cosas mágicas, es un diálogo, una participación; Él se nos da pero también nos pide una respuesta; Él nos ama y también nos pide que lo amemos; Él nos cuida y nos pide que cuidemos a los demás; Él nos trata bien y nos pide que tratemos bien a los demás. ¡Sí, la vida cristiana es simple, no la compliquemos, sólo hay que vivirla!

Que Dios los bendiga y que les siga dando fuerzas.

Que así sea.

Mons. Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús

 

 

 




Autor: Redaccion de TodosUnoTV
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