El papa Francisco recibió esta mañana, en el Aula Pablo VI, a los delegados de la Confederación Italiana de los Sindicatos de los Trabajadores (CISL) con motivo de su XVIII Congreso Nacional, que comienza hoy hasta el sábado 1 de julio y cuyo tema es “Para la persona, para el trabajo”
En su discurso el pontífice propuso la creación de “un nuevo pacto social para el trabajo”, que permita la contratación de jóvenes mediante la reducción del horario a los empleados más veteranos.
Un nuevo pacto social
“Es una sociedad necia y miope la que obliga a los ancianos a trabajar demasiado y durante mucho tiempo y no a los jóvenes, que deberían hacerlo por ellos y por todos”, señaló Francisco
En este sentido, el Papa denunció que “cuando los jóvenes se quedan fuera del mundo laboral, a las empresas les falta energía, entusiasmo, innovación y alegría de vivir”, y reclamó como “urgente” “un nuevo pacto social para el trabajo que reduzca el horario a quienes están en el último periodo laboral y crear empleo para los jóvenes que tienen el derecho-deber de trabajar”.
El Santo Padre definió el trabajo como “la forma más común de cooperación que la humanidad haya creado” y denunció que “hay muchas personas que aún no trabajan” y “demasiados niños y muchachos que trabajan y no estudian” como deberían.
Al mismo tiempo, criticó que se “descarte” a los trabajadores enfermos cuando, en su opinión, el empleo ejerce también una “función terapéutica”, así como que “no siempre se reconoce el derecho a una pensión justa, ni demasiado pobre y rica”.
En este sentido, dijo que las “pensiones de oro” (jubilaciones de privilegio) son “una ofensa al trabajo no menos graves que las "pobres" (jubilaciones mínimas) porque hacen que las desigualdades del tiempo del trabajo sean perennes”.
El peligro de los sindicatos de “perder su naturaleza y misión
Ante los dirigentes sindicales el pontífice señaló que deben encarar “dos retos históricos” si quieren seguir desarrollando su “papel esencial en favor del bien común”.
En primer lugar llamó a “dar voz a quienes no la tienen”, a defender la causa de los inmigrantes y de los “descartados” y a “desenmascarar a los poderosos que pisotean los derechos de los trabajadores más frágiles”.
En este sentido advirtió que “en nuestra avanzada sociedad capitalista el sindicato corre el riesgo de perder su naturaleza profética (defender a los últimos) y parecerse demasiado a las instituciones y a los poderes que por el contrario debería criticar”.
“El sindicato, con el paso del tiempo, terminó pareciéndose demasiado a la política, o mejor, a los partidos políticos, a su lenguaje y su estilo”, lamentó.
En segundo lugar, el Papa dijo que los sindicalistas deben ser “centinelas” que protejan a los empleados pero también deben dirigir su atención a los “excluidos del trabajo” que, dijo, “son excluidos también de los derechos y de la democracia”.
Denunció que “a veces la corrupción entró en el corazón de algunos sindicalistas” y los animó a cuidar “las periferias existenciales” para convertir “las piedras descartadas de la economía en piedras angulares”.
El pontífice concluyó su intervención recordando la procedencia griega de la palabra “sindicato”, que etimológicamente significa “justicia juntos”, para asegurar que “no hay justicia si no es al lado de los excluidos”.
Texto del discurso del Santo Padre a los sindicalistas
http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2017/06/28/cisl.html |
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