01-02-2017
 

Feliz cumpleaños Batigol



 



En ciertas ocasiones a nosotros, los periodistas deportivos, nos cuesta ser imparciales a la hora de hablar de un determinado jugador. No porque nos traicione la camiseta que supimos amar en nuestra etapa como hinchas genuinos o porque le debamos algo. O quizás sí inconscientemente estemos en deuda con ellos por todas las alegrías que nos han brindado, por todos aquellos grandes momentos que almacenamos en las retinas.

Por estos días Gabriel Omar Batistuta anda cumpliendo años y al hablar del gran Batigol, es inevitable que la nostalgia nos juegue una mala pasada y los recuerdos aparezcan como cascadas. Porque para los que hace rato pasamos la barrera de los 35, el nacido el primero de febrero de 1969 en la localidad santafecina de Reconquista, es uno de esos jugadores que formaron parte de una de las etapas más lindas que pueda vivir un ser humano: La adolescencia. Y ahí el problema a la hora de ser objetivos con él y hablar de su extensa carrera y de su performance futbolística.

¿Cómo agradecerle a Bati todo lo que nos dio, todos los festejos que supimos conseguir?, si por él catamos el agrio sabor del llanto y de la angustia cuando quedamos fuera del mundial 98 y 2002? Por él entendimos que hay goles que se festejan y otros que se gritan con el alma como el que le hizo Australia, no por el tanto en sí, sino por lo que significaba ya que teníamos un pie afuera del mundial 94 o el que convirtió de penal ante Inglaterra en Francia 98. ¿Cómo no emocionarse recordando sus conquistas en la Copas Américas? ¿Cómo no volver a indignarnos cuando nos acordamos que en una etapa Passarella no lo convocaba? ¿Qué se puede decir de un tipo que siempre dio todo por la selección y desde adentro del rectángulo verde nos ha regalados tantos momentos de felicidad?

¿Se puede decir qué se inició en Newell´s? ¿Qué pasó por River antes de romperla en Boca? O quizás hablar del tremendo goleador que supo ser en los siete años que vistió la casaca violeta de la Fiorentina. ¿Contar como fue su paso por la Roma, donde consiguió un Scudetto, antes de fichar para el inter donde jugó muy poco y que finalizó su carrera en Catar hasta que la rodilla le dijo basta? ¿Qué fue el máximo goleador histórico con la albiceleste hasta que apareció un tal Messi?

Todo eso se puede buscar en Google, en algún archivo. Pero lo que nunca van a encontrar en Internet ni en los anaqueles, son todas las sensaciones que supo despertar en cada uno de nosotros, de los futboleros, de los argentinos, los mismos que nos apenamos cuando contó el calvario que sufría en sus piernas por tantas lesiones, que padecía en silencio mientras, paradójicamente, nosotros nos alegrábamos con sus actuaciones.

Por eso es que cuesta tanto hablar de Batistuta, porque él como Goyco, Cani o el Diego nos marcaron una época, fueron parte de nuestras cosas, de esas cosas que perduran en el tiempo, de esos abrazos interminables con tu viejo, con tus amigos, de llantos y emociones. Sus gritos, sus remates y sus goles permanecen atesorados en los recovecos del alma. De eso no tengan ninguna duda, están ahí, bien custodiados y ahí permanecerán.

Y cuando un tipo así cumpleaños, lo único que queda es decirle gracias. Gracias Bati. Gracias por todos los grandes momentos que nos has regalado. Gracias de corazón y muchas felicidades.

 

 

 




Autor: Rodrigo Gaite
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