05-07-2021
 

En fútbol sólo hay un miedo peor al de perder, el miedo a ganar



 



Tarde de domingo apacible, excelente campo de juego, césped muy cuidado en el Carlos Barraza de Pilar para recibir al Monarca del norte y al Charrúa rosarino en la recta final del Torneo Apertura de la C, los dos con la necesidad de sumar de a tres, Central Córdoba para campeonar y Real Pilar para afianzarse en el reducido. A priori partido chivo para ambos, los locales sabiendo que debían enfrentar a la mejor defensa del campeonato y los visitantes con la urgencia de ganar en un estadio en dónde el dueño de casa se mantiene invicto.

Con estas mochilas de expectativas se inició el juego que mostraba al Monarca más ordenado, más en posesión del balón, pero el Charrúa que si bien estaba algo retrasado en sus posiciones no salió a colgarse del travesaño y buscaba con insistencia a un Lovotti que adelante, demasiado sólo, las corría todas. La primera correspondió al Real, 7´ centro rasante de Falabella rechazado a tiempo por Killer, el mejor jugador charrúa, cuando llegaban dos delanteros para convertir, a los 11´ centro desde la derecha del ex Central Córdoba Lalo Pérez que cabecea Gelmini sobre los palos y a los 20´ jugada bisagra en el partido, se escapa el nueve Arricau, lo cierran con un penal sin discusión ejecuta el mismo jugador y San Matías demuestra una vez más que es el mejor arquero de la categoría salvando con las piernas el fuerte remate al medio y dejando al Charrúa con vida.

De aquí en adelante se produce lo mejor del partido, con un Córdoba reanimado y un Pilar desconcertado. A los 31´ se escapa en velocidad Lovotti, es detenido con claro penal que uno de los peores árbitros de la C, Gastón Iglesias, no cobra cuando la gestualidad de los jugadores locales evidenciaba que ya se habían resignado a la pena capital. A los 32´ tiro libre en diagonal al seguro Sultani, ejecuta con fuerza y dirección Gómez y el uno se luce sacando al córner, lo realiza Bracco y Killer cabecea con fiereza yéndose el balón apenas por sobre el travesaño.

El segundo tiempo comenzó con ambos equipos bajándole un cambio a la intensidad, ninguno lastimaba en el área contraria. A Central Córdoba parecía sobrarle un cinco ya que la dupla Ferrari Alegre resultaba innecesaria ante un inexpresivo Pilar, Rossi tarda 22 minutos en advertirlo y decide sacar a Alegre, pero en su lugar ingresa Carrera con ese egoísmo futbolístico a que el técnico rosarino ya nos tiene acostumbrado, así todo Bautista jugó bien, adelantándose unos metros para empujar el equipo cuando ya se sabía que ganaba el Doke y el empate no servía.

A los 33´ dispuso el ingreso de Vizcarra por Comán jugador éste último que no encontró el partido pero la estrategia charrúa también lo condenó a deambular en soledad, en cuanto al Chino, jugó como lo viene haciendo todo el torneo.

El cambio siguiente es muy interesante de analizar, ingreso Pignani, quien debería ser el tres titular del equipo pero Rossi se resiste de tal manera que necesitó dos cambios para ponerlo en el campo de juego. Primero entró Bembo, otro que nunca debería haber perdido la titularidad, por Biñale, un gran marcador central que ha sido sacrificado en la tarea de marcar punta. Por último ingresó Pignani por Saucedo forzado a jugar con la pierna cambiada. Dos cambios para armar una defensa que debió ingresar así desde el inicio.

Pese a todo, el Charrúa tuvo una posibilidad, una sola, en el minuto 40´ cuando Carrera gana en el medio se manda hacia adelante, juega a la izquierda para Gómez, centra y Lovotti llega con lo último de sus fuerzas a meter un cabezazo que por muy poco logra salvar Sultani.

Así se fue el partido y el sueño rosarino a ser campeones. Está Central Córdoba a 5 puntos del ahora único puntero Dock Sud, quedando 6 por disputar con la adversidad de que si iguala el primer puesto la diferencia de gol lo deja afuera, así que el milagro que debe pedir consiste en que el Doke pierda contra Argentino de Merlo e Ituzaingó, y el Charrúa gane contra Gral. Lamadrid y Victoriano Arenas. Es muy difícil que el equipo de la dársena pierda dos partidos seguidos, pero mucho más difícil es que Central Córdoba gane dos partidos seguidos, porque el equipo sufre el síndrome del título de la presente nota y en la cancha parece que hace tanto que no gana que ya no recuerda cómo hacerlo. Eso sí el técnico debe estar muy conforme con el hecho de que no pierde y no le marcan goles.

 

 

 




Autor: Pablo Adrián Strafaccio
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