Un 8 de junio pero de 2014, después de tantos golpes bajos, Rojas alargaría el mito de "si no se sufre, no somos Temperley" y le daría un grito que hasta el día de hoy sigue retumbando.
¿Cuántas veces me mataron? y ¿Cuántas veces me morí? Pero acá estoy, resucitando. Podría ser el título de esta historia, el Gasolero que venia de momentos muy obscuros venía de una dura quiebra y la casi desaparición.
Temperley tuvo que volver de a poco y juntando ladrillo por ladrillo y aquella temporada 2014 comenzaba cómo cualquier otra, con mucha esperanza pero como en tantas otras nadie daba un solo centavo por qué Temperley lograra el ascenso.
Un Temperley de perfil bajo que comenzó a carburar de a poco de la mano de Ricardo Rezza, hombre de ascenso, que si de algo sabía era de tomar retos complicados y sacarlos adelante.
Comenzaría con esta historia que podría ir tranquilamente a venderla a Hollywood por qué esta historia parece guionizada por Spielberg.
El Gasolero quien no estaba en los candidatos de nadie, quedó como escolta del torneo por detrás de Nueva Chicago, consiguiendo su clasificación al reducido por el segundo ascenso.
Su rival sería Platense y como en cada historia épica, la cosa empezaría cuando todo parecía perdido.
En la ida en Vicente López, el local se hizo fuerte y consiguió ganar el partido por 1 a 0, resultado que le daba una ventaja importante de cara a la vuelta en el Alfredo Beranger.
El 8 de junio del 2014, Temperley en un Alfredo Beranger a reventar saldría a buscar el milagro.
Las palabras del "Tonga" Aguirre durante la arenga antes de la salida aún quedan grabadas en cada uno de los hinchas y que recalca a la perfección lo que sentía cada uno de los participes.
:- "yo como hincha de Temperley orgulloso de que ustedes defiendan la camiseta, hace 3 años estaba corriendo en un campito allá atrás y ahora estoy acá con ustedes jugando una final".
El partido se vivió con intensidad y obviamente la cosa no sería fácil, fue un partido muy duro que parecía nunca destrabarse y para sumarle dificultad al partido.
El gasolero se quedaría con 10 jugadores para afrontar está final ya que Cuco se iría expulsado al minuto 40 por roja directa.
Con uno menos y con la necesidad de ganar por un gol mínimamente para mandar la cosa a los penales, el partido pasaba de la categoría de difícil a Hazaña pero como siempre en la vida hay que ser optimistas que una te va a quedar.
Cuando todo parecía perdido, al minuto 44 de la segunda parte cuando el reloj marcaba las 00 del 9 de junio, dónde todo pintaba definido y en Vicente López ya comenzaban a destapar la sidra.
Rojas un juvenil del corazón del club tomaría un pase del "Tiki-Tiki" Di Lorenzo y de un preciso remate de volea, dejaría parado al arquero de Platense para poner el gol de la victoria.
Esa pelota entro por la historia, por todos los que rezaban y por todas y cada una de las malas que tuvieron que sufrir durante tantos años.
Un grito de gol que retumbó en todo el país y un Beranger prendido fuego que se ilusionaba y volvía a creer en los milagros.
Gracias al gol de Rojas, la cosa se definiría desde los 12 pasos.
La agonía de ambos se alargaría más allá de los 5 penales reglamentarios ya que no podían destrabar su empate y no lo pudieron hacer hasta la séptima tanda dónde como un guión perfecto para Temperley fue el muchachito Ariel Rojas quien fue el encargado de darle la vida al Gasolero, su penal perfectamente ejecutado se incrustó en el centro del arco, haciendo recaer toda la presión en Humberto Vega quien definiría displicentemente al palo izquierdo allí donde Federico Crivelli se arrojo y abrazo ese balón como si fuera su hijo para devolver al Gasolero al Nacional B e inmortalizarse en la historia grande del club.
Temperley después de 14 años, de la mano de Rezza volvia al Nacional B.
Sin lugar a dudas la vuelta a la vida, el comenzar a creer y a soñar nuevamente.
Un festejo eterno que llegaba para apagar tantos sufrimientos soportados aquellos guerreros ya quedan guardados en la historia grande del club
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