Siempre es más fácil poder construir desde las victorias, construir con una base sólida, con una sonrisa en el rostro. También se puede construir desde el sufrimiento, desde el dolor y el esfuerzo. De eso Racing sabe y, mucho. El partido frente al canalla no fue la excepción. Racing, lo ganó. Pero lo sufrió en demasía.
El primer tiempo fue chato, con pocas ocasiones de gol y escaso juego. Ambos equipos abusaron del pelotazo, no había conexión entre líneas ni ganas de patear al arco. Los arqueros aparecían simples espectadores con un lugar de privilegio. El dato: durante todo el primer tiempo ni uno ni otro equipo visitó el área rival, tampoco se paró desde una esquina para tirar un córner. La tenencia era muy parecida en ambos. Las ocaciones de gol también, ambos se fueron a vestuarios en cero.
El segundo tiempo fue distinto, se vio un Racing más adelantado y con una actitud mucho más combativa, con un mayor hambre ofensivo. A los 18 del segundo tiempo llegó el primer corner del partido. Lovera se hizo cargo de poner la pelota en la cabeza de Enzo Copetti, que se despegó de la marca y con la cabeza puso el uno a cero Académico, resultado que no se movería hasta el final. De esta manera La Academia lograría la primera victoria en la Copa y una bocanada de aire fresco para su entrenador, Juan Antonio Pizzi.
El resto del partido fue chato, el fútbol brilló por su ausencia, las modificaciones del entrenador local hicieron que su equipo retroceda y terminé casi metido en su área. Pero la falta de ideas y de fútbol del Canalla hicieron que el marcador no se vuelva a mover y, que los tres puntos queden en el Cilindro.
Las victorias son la base de todo crecimiento y por medio de ellas se puede conseguir paz. Esa paz que tanto hacía falta en Avellaneda, esa paz que ayuda a tener una semana más tranquila. Ahora se viene Platense y luego Sportivo Belgrano (Copa Argentina) dos nuevas pruebas para Racing y su entrenador. Dos pruebas donde buscarán tener esa paz y tranquilidad que da un vaso de agua fresca en el desierto.
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