Todo joven sueña con la fama y éxito deportivo, el éxito muy pocos lo logran, la fama esta mas al alcance de la mano ya que cualquiera sea su forma de juego famoso pueden volverse todos.
En mi caso soy Categoría 72 una categoría critica si las hay, intermedia entre todas las corrientes transformadoras, no somos ni los viejitos ni los modernos, pero somos de la generación que vio y vivió la plenitud de Maradona y que disfruto el campeonato Mundial de 1986 en México.
Como en cada auge deportivo a nivel mundial todos se suman a querer seguir la misma y soñar con ser los ídolos del mañana.
Nunca fui un habilidoso, siempre el ultimo a elegir en un pan y queso, al que nunca llamaban para ir a jugar, pero el destino tiene preparado siempre sorpresas.
Así fue que en una tarde de primavera de ese año 86, sentado en la vereda de casa pasa un vecino de mi edad, al cual le pregunto, Damian, adonde vas?
- Hay prueba en Temperley, queres venir? Contesto
Corri a pedir prestados unos botines y fuimos hacia el club Gasolero a probar suerte,
Recuerdo que la cantidad de chicos que acudimos a dicha prueba no completábamos 2 equipos de 11, asi que con ayuda de muchachos de las inferiores jugamos todos,
En síntesis yo haciendo mi juego tosco marque 3 goles y mi esperanza se acrecentaba con poder quedar fichado, al finalizar la prueba nos informan que a la salida del cambiarnos habrá una lista con los que ficharían, ante las felicitaciones de los demás chicos por mis 3 conquistas realizadas y asegurando que yo seria integrante de esa lista, vamos contentos a leerla, y para mi sorpresa yo no figuraba en ella, ante la decepción y ya retirándome del club el DT que estuvo a cargo me llama y al acercarme me dice: “Bravo, dedíquese a otra cosa, el futbol no es lo suyo”
Esa fue mi primera frustración, pero todos tenemos revancha…
Año 88 Campeonato Intercolegial, Jugando para el Pasalaqua de Banfield, integro la lista no por privilegios, si por falta de jugadores, y como tenían que presentar 16 yo era el relleno, no jugué en todo el campeonato, hasta el dia que llego la final contra el San Bonifacio de Lomas de Zamora y a causa de una lesión de un compañero me toca entrar faltando 5 minutos para el final con el marcador 0 a 0. Recuerdo que el público era bastante ya que concurrieron padres y familiares de ambos colegios, todo parecía pasarme en cámara lenta hasta que último minuto del partido yo parado en la entrada del área veo venir una pelota llovida que ubicándome en la posición correcta podría pararla de pecho, al hacerlo la pelota sale despedida mas de lo que pensaba pero dándome la posibilidad de poder saltar y pegarle de tijera, el público enmudeció ferozmente y la pelota entra al arco justo pegada al ángulo superior derecho para así sentir la explosión del gol.
Nunca olvidare ese momento de fama, mi momento de fama deportiva, sobre todo porque gracias a ese gol PERDIMOS 1 A 0
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