17-11-2016
 

La pasión puede todo



 



A veces en la vida escuchamos o vemos historias que en cierto punto logran tocarnos el corazón y en muchos casos hasta no sabemos su procedencia, pero lo importante es el mensaje que recibimos.

Así es el caso de Omar, un joven de 35 años que todas las tardes al salir de su trabajo antes de llegar a su casa pasa por un geriátrico donde vive su padre, Raúl, un hombre de 71 años abatido por los años y a raíz de un daño cerebral cayó en un ESTADO VEGETATIVO (EV) para los que no saben esa enfermedad hace referencia a un estado de vigilia (despierto) en ausencia de respuesta hacia uno mismo o el entorno, en el que solo se observan respuestas motoras reflejas, sin interacción voluntaria hacia el medio que nos rodea, en el estado vegetativo las funciones autonómicas como la respiración, el ritmo cardíaco o la regulación de la temperatura están conservadas, Puede ser diagnosticado pronto después de un daño cerebral y puede ser parcial o totalmente reversible o progresar a un estado de estado vegetativo permanente o a la muerte del paciente.

En el caso de Raúl era parcial ya que podía mover lentamente los brazos y dirigir la mirada hacia un punto pero con la vista perdida.
Para Omar ya son 5 años caóticos ya que después del fallecimiento de su madre su padre cae en este estado y reparte sus días entre el trabajo su padre su esposa e hijos.
Pero desespera con solo pensar el poco tiempo que puede llegar a tener de vida su padre y mas aunque desde aquel daño nunca más volvió a escuchar su voz, “Aunque sea una mala palabra decime pero quiero escuchar tu voz” siempre le decía en cada visita.

Una tarde al salir del trabajo y subir a su auto, se acerca Juan un compañero laboral, y le pregunta si puede alcanzarlo a la estación de tren, Omar gustoso hace el favor y en el viaje Juan le pregunta sobre el estado de Raúl el cual Omar lo pone al tanto y entre lágrimas le comenta las ganas de que de señales claras, Juan le dice al bajar, aprovéchalo al viejo, aunque este en ese estado llévale los nietos o las cosas que a el le gustaba,
Esas palabras de Juan hiso a Omar prenderle la lamparita y tener un Flashback un recuerdo de su niñez donde en tiempos que no había videos juegos ni computadoras ni celulares, su padre todas las noches después de la cena le decía, “Dale Omar, trae el ajedrez a ver si me ganas algún día” Raúl Ajedrecista aficionado enseño su pasión a Omar y por más que sea su hijo NUNCA pero NUNCA se dejó ganar.

Omar antes de llegar presuroso al geriátrico hiso un parate en una juguetería para comprar un juego de ajedrez y al llegar ve a su padre en una silla de ruedas con la mirada perdida, y poniendo una mesita lo más cerca posible de el le dijo, “hola papi, mira lo que te traje, hoy te voy a ganar” Raúl dirige la mirada y ve el tablero que Omar estaba acomodando las piezas como corresponde, Omar mueve primero y Raúl apenas, con mucha dificultad mueve su brazo derecho y empieza a jugar también,
Durante el juego Omar miraba a los ojos de su padre pero este no sacaba la mirada del tablero, ya avanzada la partida Omar ve con claridad la posibilidad de hacer JAQUE MATE y ganarle por primera vez en su vida a su padre. Pero decide ignorar la jugada para seguir disfrutando el momento y mueve otra pieza.
Allí en ese momento ve que su padre lo mira fijo a los ojos con una mirada brillosa como hace tiempo no veía y a voz partida Raúl le dice: “A MI ME RESPETAS”


PD: Dedicado para todos aquellos que aman el ajedrez

 

 

 




Autor: Gustavo Bravo
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