11-11-2016
 

Desactivar la bomba, esa es la cuestión



 



30 de julio de 2014. Fue el Día D en el fútbol argentino. Ese día Julio Humberto Grondona, el Don de la AFA, fallecía a los 83 años. La alarma sonó por lo que, sin planearlo todos los dirigentes tenían la posibilidad de cambiar los manejos de los años anteriores. Pero no, todo continuó de la misma manera y dejaron que la bomba se activase.

Esta situación llevó a un inexplicable y desprolijo torneo de 30 equipos en el ámbito local, una bochornosa elección para elegir a su sucesor, el problema en la distribución del dinero por las transmisiones de televisión, la casi baja del seleccionado Sub-23 de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la elección de los entrenadores para los seleccionados juveniles de AFA.

Directa o indirectamente, todos estos sucesos repercutieron en la Selección Mayor y, en poco, tiempo la empatía que se generó con los subcampeones mundiales pasó a transformarse en críticas por el juego y por los títulos que no llegaban. Esto, llevó a los llevó a un barco sin rumbo y, a siete fechas para concluir las Eliminatorias para Rusia 2018, Messi & Cía. se encuentran sin Mundial.

La situación puede empeorar: se vienen tres partidos difíciles de visitante: Ecuador, Uruguay y Bolivia y de local ante Colombia (el martes 15/11) y Chile. El reloj avanza y los segundos se consumen. Para desactivar la bomba de la eliminación habrá que seguir los siguientes pasos:

Cambios. Dar un vuelco de 180º no es la muerte de nadie. Después del desastre futbolístico ante Brasil en Belo Horizonte, Argentina debe cambiar sino quiere ver el Mundial de Rusia por televisión. Ejemplos hay de sobra: excepto en Uruguay 1930, el Seleccionado Nacional no hizo grandes papeles a la hora de disputar los mundiales ya sea por la desorganización o por subestimarlos como ocurrió en Suecia ´58hasta la llegada de César Luis Menotti (post Alemania 1974). El DT, que revolucionó el fútbol argentino con el Huracán del ´73, cambió la forma de trabajar de la albiceleste. De esta forma llegó la primera Copa en 1978 y, ocho años más tarde, la segunda con otro estilo.

Algo parecido sucedió con Alemania: los fracasos de la Mannschaft en Francia ´98 y en la Euro de Holanda-Bélgica 2000 sumado a la quiebra del operador Kirch Media, cuyo contrato televisivo proporcionaba el 31% de los ingresos de los clubes de la Bundesliga, fueron tres hechos por los que se decidió modificar el rumbo ante la inminente organización del Mundial de 2006: saneamiento económico de los Clubes con el 51 % de sus acciones pertenecientes a los socios; reparto equitativo de los derechos de televisión; una idea futbolística clara para el conjunto alemán y una fuerte inversión en las inferiores de los Clubes para que puedan surgir jugadores de la talla de Ozil, Müller, Hummels, Götze , Reus, Neuer, Kroos, Schürrle… ¿El resultado final? El equipo de Joachim Löw no baja del cuarto puesto en las competencias internacionales desde 2006.

Formar un equipo. Este punto tiene conexión con lo anterior. A diferencia del tenis y del golf, por ejemplo, el fútbol como el hockey, el rugby, el básquet… son deportes por equipo, es decir, hay una cierta cantidad máxima de jugadores que disputan un encuentro sobre una cancha. Un equipo, según lo define la Real Academia Española, es “un grupo de personas organizado para una investigación o servicio determinados”.

Seguido agrega otra definición: “En ciertos deportes, cada uno de los grupos que se disputan el triunfo”. Entonces, lo que tienen estos deportes a diferencia de los que se caracterizan por ser individuales es que once, cinco o quince personas se organizan para disputarse una victoria ante otros. Hoy, la Argentina son once jugadores (de gran actualidad en sus respectivos equipos) sin conexión. Messi, cada vez que agarra la pelota, se encuentra marcado por cuatro o cinco rivales mientras sus compañeros lo miran como si fueran estatuas. Todo lo contrario a lo que le ocurre en el Barcelona. El esquema también forma parte de esto: los cuatro de arriba le generan a la albiceleste (desde la época de Sabella) un desnivel en el medio porque arriba hay cuatro jugadores de vocación ofensiva. De esta forma, el equipo queda siempre partido al medio.

Autocrítica. Para cambiar se necesita aceptar y reconocer los errores. Si un DT no reconoce que su equipo juega mal, no se anima a sacar a un jugador porque “en los entrenamientos la rompe” o porque “nunca tuvo esa clase de jugadores en sus equipos”, estamos en problemas. Di María, Agüero, Higuaín, Mascherano, Zabaleta, Romero ya cumplieron un ciclo en la Selección Argentina. Más de lo que dieron no podrán aportar por lo que el entrenador debería buscar otras alternativas.

Además, algunas decisiones de Edgardo Bauza llaman la atención como el regreso de Pablo Zabaleta por Gabriel Mercado (de buenos rendimientos durante las convocatorias en este 2016), la exclusión de Nicolás Gaitán, uno de los que mejor rindió en las eliminatorias y en la última Copa América, convocar a nuevos jugadores para no llevarlos ni siquiera al banco porque primero “tienen que hacer sociales con sus compañeros” y darle la titularidad a los que no juegan en sus equipos.

El Patón es el entrenador y debe tener personalidad para citar a los convocados por lo que no debe aceptar imposiciones ni condiciones que vengan de la prensa, dirigentes o desde el mismo plantel.

Crisis dirigencial. El fallecimiento de Grondona dejó al fútbol argentino acéfalo. Por más de tres décadas solo una persona manejó los destinos de este deporte a su gusto. Pasaron muchos dirigentes por el total de Clubes y el 99 % acataba sus decisiones. Esto generó que ninguno estuviese preparado para el día después y, hoy, todo el fútbol argentino lo paga caro: Clubes fundidos mientras el Estado les pagaba miles de millones por las transmisiones de los partidos, una Comisión Normalizadora que no sabe dónde se encuentra mientras los dirigentes intentan imponer sus criterios ya sea con la Superliga o la clasificación a las copas continentales.

Tener once estrellas no garantiza ningún éxito, la Selección debe formar un equipo de jugadores que se conecten para hacer la diferencia con su jerarquía y así lograr una identidad como ocurrió en el ´78, en el ´86 y en el período 1991-´93 (con un largo invicto y la obtención de dos Copas América y la antigua Rey Fahd hoy, Copa Confederaciones). Eran otros tiempos pero durante esos 15 años la mayoría de los jugadores pertenecían al medio local. Una opción para superar estas Eliminatorias sería trabajar con una base de jugadores y darle una continuidad para luego, juntarla con Messi y jóvenes que se desempeñan en el exterior durante las fechas FIFA.

A largo plazo, el “modelo alemán” parece muy interesante para implementarlo en el fútbol argentino. Este método requiere de un cuerpo técnico y dirigentes capaces que no dejen nada librado al azar. Todos ellos deberán cambiar sus manejos porque afectan al fútbol.

 

 

 




Autor: Matias Caruso
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