En literatura la exageración tiene nombre muy bello, Hipérbole. Consiste en una amplificación que obedece a una finalidad emocional o burlesca:
Tanto dolor se agrupa en mi costado
Que, por doler, me duele hasta el aliento.
Miguel Hernández.
El título de la presente nota pretende ser hipérbole de una antigua expresión futbolera “¡¡ Qué partido olvidable !!” y se me ocurrió porque pasaron tan pocas cosas en el Estadio Municipal de Luján que los 90 minutos fueron olvidados antes de poder recordarlos.
Pero bueno, acá está el Agrio y bajo el compromiso de hacer crítica deportiva de cada encuentro de su amado Central Córdoba, así que, a asumir la obligación contraída..
Inicio con otra frase hecha, en la cancha quedó en claro el momento anímico y futbolístico de ambos equipos.
Luján empezó tratando de copar el medio campo y para eso puso tantos mediocampistas que atacó todo el partido con un solo delantero. Central Córdoba apostó a la velocidad de Tedesco y la llegada de Yassogna o Ferrari, pero lo paró a la izquierda del ataque, con la intención de que enganche hacia adentro y pueda patear al arco, pero se olvidaron de ponerle al menos una pelota en cortada, todas fueron abiertas al banderín del corner y sólo pudo aportar un buen centro, de espaldas al arco rival y mirando a Giroldi, que desperdició Yassogna.
El partido se volvió enredado, lento y aburrido hasta el bostezo.
Si ponemos el microscopio podemos ver que Giroldi, al que señalé en nota anterior como un arquero que no alterna buenas con malas sino excelentes con pésimas y este domingo le tocó el casillero de excelente. Si bien es cierto que lo atacaron muy poco, las pocas que tuvo que intervenir las resolvió con solvencia, dos disparos de larga distancia muy complicados. Cualquier arquero les va a decir que son los partidos más difíciles, porque te tienen frío y no podés fallar en esas pocas o sos culpable de la derrota.
La defensa no sufrió sobresaltos ante la tibieza del ataque lujanero, así que sería demasiado optimista decir que mejoró. En el medio campo encontramos al mejor jugador del partido, Bautista Carrera, marcó y jugó pero no encontró compañía. Los volantes que deberían generar juego no lograron su cometido y los atacantes no fueron alimentados al punto que el arquero local se sintió ignorado, ninguneado y abandonado en su soledad.
Así llegamos a un final de partido más que previsible, 0 a 0.
Tanto compartimos el momento con la gente de la basílica, que viendo la despedida que la hinchada le brindó al local y lo que escriben los charrúas en distinta páginas, termino el comentario con otra vieja frase futbolera que luego del partido quedó resonando en ambas parcialidades “Si no le ganamos a estos muertos, no le ganamos a nadie”.
Abogo porque el técnico charrúa siga metiendo mano, le dé más minutos a Facundo Herrera, Raimondo, Martínez, Flamenco etc.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |
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