Invierno de acopio, largo, muy largo tiempo de acopio es el que atraviesa Central Córdoba de Rosario, acopio, especialmente acopio de paciencia, de mucha paciencia.
Que el torneo es largo y recién empieza, que el equipo está en formación, que se está apostando a los chicos del club, que el plantel es éste, son todas realidades palmarias. Dicho esto, se jugó un partido y hay que comentarlo, no es fácil, pero allá vamos.
En mi crítica de la primera fecha, derrota contra el Deportivo Italiano, sostuve que lo único no negociable era la actitud, la formación que el técnico ponga en cancha, el rendimiento individual de los jugadores y el funcionamiento como equipo es materia debatible, no la actitud. Y en los dos primeros partidos del torneo la actitud es lo más destacable del equipo, lo que no es poca cosa, ya que desde la actitud se puede mejorar todo y sin la actitud no hay futuro.
Pero enfrente hay un equipo rival y como enamorado de este juego, de esta categoría, de este fútbol nuestro de barrio, potrero y calle de tierra, no puedo soslayar la actitud que demostró Argentino de Merlo. Un equipo de los denominados “chicos” en esta categoría “chica”, un equipo recién ascendido de la D, con un plantel joven en que la mayoría por primera vez cruzó las fronteras de Buenos Aires para viajar a un estadio con la historia del Gabino Sosa. Y este equipo entró al verde césped tratando de jugar bien la pelota, desdeñando la defensa “murciélago”, sin reventarla al cielo, sin recurrir al juego brusco. Argentino salía tocando desde el arquero Córdoba, el buen manejo de sus volantes y un delantero, Salvador, que se fue convirtiendo en una pesadilla para toda la defensa Charrúa, parecía imparable por derecha.
Así arrancó mejor el visitante y a los 10´ ya tenía dos tiros de esquina a favor. Por su lado el equipo rosarino no encontraba el toque pero se imponía desde la entrega física, robaba la pelota y encaraba con decisión y a los 11¨ tuvo su primera oportunidad en una buena combinación entre Yassogna y Cereseto que no fue gol por poco.
En eso estaba el partido hasta el minuto 20 en dónde Argentino tiene un momento de lucidez y el Charrúa un momento de siestita, lateral en ataque para el visitante y mientras los rosarinos conversaban quien tomaba a quien Morro saca rápido, pique relámpago paralelo a la línea del fondo de Salvador, toque al medio y gol del incisivo Coselli ante un Giroldi que se enteró de todo cuando fue a buscar la pelota dentro del arco.
Aflora aquí la actitud del equipo, que asimila el golpe y sale a enfrentar la situación. A los 24 min. se va Trejo por la derecha, falta violenta en su contra, la ejecuta en forma impecable quien sería el mejor jugador del equipo rosarino, Bracco y Casini se eleva por sobre los demás y cambia el palo al arquero con un hermoso cabezazo, golazo.
Aquí tengo que hacer un paréntesis. Quienes tienen la buena voluntad de seguir la crítica de El Agrio saben que sostengo desde el año pasado que la dupla central debería ser López y Esquivel, pero eso no hace que no vea que en los dos partidos de este año Casini ha demostrado haberse ganado la confianza del técnico y lo está haciendo muy bien. Ordenado en el fondo, con voz de mando y temple para buscar en el área contraria. Sus actuaciones junto con el buen momento de Giroldi parece estar conformando una defensa sólida, algo muy necesario en esta categoría tan difícil.
Desde el gol del empate hasta el final del primer tiempo fue el mejor momento del Charrúa, con tres jugadas que podrían haber modificado el resultado. A los 35 min. la mejor del partido, varios toques de primera en el medio campo, Bracco abre para Ferrari por derecha, alarga para el ingreso a la carrera de Lazo quien patea con fuerza y la pelota se va cerca del palo. A los 39´ gran jugada de Sgotti por su lateral que pudo haber terminado en gol pero luego de varios rebotes rechaza la defensa. A los 43´, la más peligrosa de la tarde, centro al área de Argentino, rechaza un defensor, gran disparo de afuera del área de ese enorme proyecto llamado Bautista Carrera, pega en el palo derecho del arquero y no puede de palomita Cereseto.
El segundo tiempo empieza con una avivada a los 3´ de Cereseto que ante un centro de Bracco que parecía no implicar riesgo, madura a Montenegro, cabecea y el arquero Córdoba responde bien atrapando contra el palo.
A los 7 min. gran jugada por izquierda, Bracco se va en pared, toca al medio pero no llega Cereseto, queda para lazo y su disparo se va por sobre el travesaño.
A los 13 min. Salvador, cuando no, se va por izquierda, centro y Coselli se erra el gol solo ante Giroldi que parecía derrotado.
A partir de los 15 min. ambos equipos parecen sentir el esfuerzo y se apagan. Sale Cereseto y con él se va la única posibilidad de marcar tantos y aquí permítaseme otra reflexión. El 90% de los partidos, más en un torneo con equipo tan parejos, se definen en los últimos 20 minutos y nuestro goleador es un jugador que no se guarda nada, ni reservas físicas, pero que es más que evidente que no puede jugar a ese ritmo los 90 minutos, si se lo pone desde el inicio es muy factible que ocurra lo del domingo en el Gabino, sale cuando más lo necesitamos y no hay, por lo menos por ahora, un suplente que haga olvidar su ausencia en el área contraria. ¿Qué hacer entonces?, buscar alternativas, empezar con algún pibe de inferiores que pueda ir de nueve, adelantarlo a Ferrari o Yassogna para que vayan de punta, o cualquier otra que se le ocurra el técnico y que Cereseto ingrese al empezar al segundo tiempo, con marcadores centrales rivales más cansados, tal vez más de uno con amarilla sobre el lomo y terminar los partidos con él en cancha.
Por ahora, acopio, paciencia, mucha paciencia.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |
.jpg)
