El fútbol es pasional por lo tanto no es para los tibios y más en momentos como los que atraviesa la gloriosa institución del sur rosarino. Ya no hay espacios, no hay lugar ni tiempo para especular con “el puntito” si el verdadero objetivo es, al menos, entrar al octogonal.
No me preocupa que el equipo haya tenido una mala tarde en la cancha del Deportivo Laferrere, ni que muchos de sus jugadores no estuviesen a la altura de las exigencias, ni que el árbitro nos anuló mal un gol, ni que la fortuna en esta ocasión no nos mostrara el rostro feliz, ni que los dos goles del Villero llegaran por errores de nuestra defensa que, por ser bueno como soy sólo calificaré de “inocentes”, ni si los suplentes que ingresaron aportaron o no, porque son azares de todo partido y que pueden del mismo modo variar en el próximo.
Me importa sobre manera la forma con que se planificó el encuentro y el mensaje que desde el banco de suplentes emanaba hacia los jugadores. Porque no se inflama el pecho de brío ganador sólo con gritar “vamos, vamos” desde afuera, sino en la actitud manifiesta de los cambios.
A mediados del segundo tiempo era más que evidente que en esa tarde agobiante de La Matanza había jugadores como Ferrari, Yassogna y Tedesco que luego de correr muchísimo, especialmente en el primer tiempo, ya no tenían más piernas. A esta altura resultaba visible que el Charrúa firmaba el empate. El técnico tenía dos cambios para hacer (estoy dejando de lado el ingreso de Lopez por Casini lesionado) y contaba con Straccia, Flamenco, Cereseto y el pibe Herrera. Se decide por este último, eligiendo un muy mal momento para hacer un debut y el chico ni la tocó. El tercer cambio parecía querer guardarlo para el próximo partido, tal vez en la creencia que contaría con cuatro cambios si atesoraba uno, pero ante la inminencia de la derrota hace entrar a Cereseto ¡¡ En el minuto 44 !! cuando la suerte ya estaba echada.
Siempre sostengo y casi nunca me es comprendido, que mis críticas no son contra nadie sino a favor de Central Córdoba y que buscan, en la confrontación de opiniones disimiles, encontrar el punto que favorezca a la sagrada institución de La Tablada. Por eso, en estos momentos, quiero dejar en claro que mi mensaje para el cuerpo técnico charrúa es que no teman perder, que no vayan por el empate en ninguna cancha y frente a ningún adversario, porque a esta altura del campeonato ya quedó demostrado que no hay ningún cuco que se coma los chicos crudos y que la hinchada charrúa hubiese preferido perder contra Laferrere atacando aunque nos ganasen de contragolpe que hacerlo en la búsqueda de salvar el empate.
En la primer nota luego del receso el técnico Teglia dijo “Si este es el piso vamos bien”, bueno, nos fuimos al subsuelo, por ahora al primer subsuelo y el túnel al infierno es profundo, todavía estamos lejos para caer en la desesperación si se hacen los replanteos que corresponden.
La nota anterior la finalicé con la frase “tengamos fe”, pero no olvidemos que la fe necesita de columnas que la sostenga, si vamos quitando esos pilares de a uno, más temprano que tarde, la fe se desmoronará.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
-Pablo Adrián -El Agrio- |
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