Así se manifestó Daniel Teglia, flamante técnico de Central Córdoba, en la entrevista al finalizar el partido igualado en uno contra Argentino de Quilmes.
Comparto plenamente su opinión, este debe ser el piso en cuanto a producción futbolística de cara a la aspiración de ingresar al reducido por el tercer ascenso a la divisional B.
Siendo el primer partido de su gestión, jugado de visitante en un reducto difícil y con un campo de juego muy castigado por los diluvios que soportó la gente quilmeña en estos últimos dos meses, no se pude “hilar muy fino” en cuanto a funcionamiento del equipo.
Si podemos resaltar algunas cosas, en mi opinión algunas de ellas muy buenas, con las que espero acertar en mi comentario y otras no tanto, con las que espero y deseo estar errado.
Para empezar se notó un planteo mucho más ambicioso al que utilizamos desde el principio del torneo. Línea de cuatro, doble cinco, dos volantes que participaban más en ataque que en defensa y dos delanteros de punta bien definidos. Pero más allá del esquema, la intención de salir a pelear el partido bien arriba, no arrinconarse en defensa.
Pero para que esto se concrete en “el verde y ahogado césped” resulta esencial el compromiso de los jugadores, sin dar nombres por ahora (para no ser tan Agrio al inicio de esta etapa), algunos jugadores parecieron muy comprometidos y otros no tanto, como si no se hubiesen dado cuenta que estamos en el inicio de otro ciclo y se los veía como “enganchados” en la apatía anterior.
Pero allí apareció el mensaje subliminal de Teglia desde el banco, no sólo arengando al equipo cuando de la nada se puso 0-1 sino que una vez logrado el empate no se bajó la intensidad y los cambios en el segundo tiempo fueron de orden ofensivo. Sacando un marcador de punta para que ingrese un nueve de área y luego agregando dos volantes creativos en lugar de otros de más marca.
Y Córdoba estuvo cerca, como también lo estuvo Argentino de Quilmes y el empate terminó resultando justo con el desarrollo del juego.
Para destacar, el árbitro tuvo una mala actuación, pero no fue malintencionada, no cobró un penal para cada uno, con lo cual no incidió en el resultado.
Voy a quedarme con la enjundia que puso el equipo sobre el final tratando de ganar, voy a señalar la solidez de Casini y Esquivel, la entrega de siempre de Funes, el compromiso de Ferrari, que como siempre alternó buenas y malas pero tuvo una predisposición anímica muy distinta a la del final de la rueda anterior, el esfuerzo constante de Tedesco, que más allá del gol es de los que siempre van y van, pero quiero resaltar especialmente a la forma en que Matías Giroldi se está agigantando en el arco charrúa, cada partido parece más y más afirmado, atajadas a puro reflejo, velocidad de piernas para salir cuando el equipo está adelantado y personalidad para ordenar, tengo toda la impresión de que Central Córdoba a encontrado en su propio semillero un verdadero arquerazo.
El sábado que viene llega Armenio al Gabino, que se está sosteniendo en la punta gracias a empates (lleva 10) y que los que lo persiguen parecen ir perdiendo fuerza. Una partida brava, pero linda como desafío, en la búsqueda más del funcionamiento que del resultado, porque al estilo de los autores clásicos griegos usare el “hýsteron próteron” (llegar al final volviendo al principio) para decir que SI ESTE ES EL PISO, VAMOS BIEN.
Me despido, como siempre, disculpándome si mi crítica molesta a algún alma sensible.
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