De vagón en vagón, en la vereda o en las combinaciones del subte, los artistas callejeros trabajan día y noche brindando su música a cambio de una colaboración voluntaria, “a la gorra”. Solistas, guitarristas, dúos, pianistas y hasta violonchelistas se hacen conocidos y se ganan la vida tocando para los pasajeros. Pero ahora la música se hace protesta, ya que el proyecto de Ley N° 1664/2018 presentado por el Poder Ejecutivo en la Legislatura Porteña, amenaza con modificar el régimen contravencional e interferir la actividad artística en la vía pública.
El proyecto pretende imponer multas desde $400 hasta $2.000 y condenar de 1 a 5 días de arresto o de trabajo en la vía pública a “quien perturba el descanso o la tranquilidad pública mediante ruidos que por su volumen, reiteración o persistencia excedan la normal tolerancia”.
Entre las medidas, se ampliaría el margen de denuncia, haciendo legal y valida la denuncia anónima. Por lo que cualquier ciudadano tendría la potestad de hacer intervenir a las fuerzas del Estado ante la presencia de un artista.
Voceros del gobierno afirmaron a otro medio que el proyecto no busca limitar la libertad de los artistas, sino que se trata de un malentendido, alegando que se trata de una interpretación errónea de los artículos, y que la ley está destinado a otros conflictos, como el de los trapitos y limpiavidrios. “Lo de intervenir a pesar de que no exista una denuncia formal tenía que ver con, por ejemplo, situaciones como la de una mujer que no se anima a denunciar a un trapito o limpiavidrios", señalo Daniel Presti, de la comisión de Justicia de la Legislatura de la Ciudad.
Mientras se discute estas semanas en la legislatura, los Artistas le suman la protesta a sus cantos, convocan a reuniones semanales por las redes sociales y tratan de hacer visible esta problemática, en defensa de sus derechos y de la actividad que los gratifica diariamente.
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